miércoles, 16 de diciembre de 2015

Documentación Científica (T6)

Ya comenté en el anterior post la importancia de la documentación científica. Cuando alguien decide embarcarse en el mundo científico y ponerse a hacer ciencia, primero ha tenido que leer y empaparse de lo que otros han investigado y lo más importante, han publicado. 

Por tanto, la publicación científica es importantísima, puesto que si alguien hace un descubrimiento pero no lo publica... ¿hasta qué punto podemos considerar ese descubrimiento como realizado? Lo importante no es tanto que una persona consiga hacer algo importante sino que consigue transmitir lo que ha hecho y cómo lo ha hecho. 

Por suerte, el ser humano tiene tendencia a publicar lo que descubre. Ya desde la prehistoria se ha procedido a publicar lo que uno descubría, antes de la escritura se realizaban dibujos en las cuevas que habitaban y a partir de la escritura se procedió a la publicación en piedra, luego papiro, papel y ahora, bueno, ahora con la era digital es bastante fácil tener acceso a publicaciones. 

La cuestión ahora está en cómo se publica y qué se publica, se ha de publicar algo si es relevante y si aporta novedades a lo que ya existe, o bien si ya existe, quizá sea publicable si explica de una manera más clara y concisa que lo que ya hay. Ya que el fin de un artículo es que la persona que lo lee sea capaz de entenderlo, y a ser posible, reproducirlo.  Aunque se ha demostrado que no esto no es nada fácil, el afán por tener mayor número de artículos hace que éstos no siempre sean todo lo buenos que deberían y sólo un porcentaje pequeño son reproducibles, pero esto es otro tema que no quiero entrar, si a alguien le interesa que lea este artículo.

En cuanto a cómo se publica, hay un libro de Robert Day titulado 'How to Write and Publish a Scientific Paper' que lo explica bastante bien, y también es interesante en este sentido el libro 'Reflexiones Matutinas Sobre la Investigación Científica' de Ruy Pérez Montfort, aunque en este se hace también hincapié en las conferencias y congresos. En definitiva, en ambos se habla del IMRAD (Introduction, methods, results and discussion), que es el formato estandarizado de un paper. Éste se introdujo en la década de 1940, hasta ese momento los papers se escribían de una manera cronológica, en primera persona y de un solo autor, casi como si de una biografía del autor se tratase y en ella se explicaba el experimento y observación de una lineal en el tiempo. Con la salida del formato IMRAD se empezó a estructurar el documento científico de tal forma que fuese más sencillo para el lector determinar qué se quería conseguir, cuáles fueron los pasos que se siguieron para obtener dichos resultados y los resultados que se obtuvieron. Esta forma de estructurar el documento, al resultar mucho más sencillo para el lector, comenzó a tomar impulso y fue poco a poco convirtiéndose en un estándar de facto, puesto que es el que en gran medida se usa en la actualidad. En el gráfico que se muestra a continuación puede verse la evolución del formato IMRAD en la publicación científica.  

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Resumiendo, la documentación científica no tiene un formato fijo, dependiendo del lugar a publicar puede variar, pero sigue las pautas que se establecieron con la estructura IMRAD. No obstante, dado que está cambiando la forma de acceder a la documentación, la forma de expresarse y el uso de las redes sociales, no me extrañaría que hubiese de nuevo un cambio en la forma de estructurar un documento científico.